Resulta fácil cuando lo haces para los demás.
Complicado escribir para una misma.
En ocasiones dejo entrever algo o una parte de mí. Casi siempre dejando en el aire dudas y, como no, que el lector saque sus propias conclusiones.
Quiero que este relato sea para mí. Increíblemente no sé por dónde empezar. Pretendo ver reflejada en unas pocas líneas mi propia imagen. No física.
La luna, el mar, el arte, la historia. Unidos en mi mente son como la plataforma que me eleva o me impulsa a seguir. Porque el caerme creo que ya venía en mis genes y no quedaba más remedio que buscar aquello que me levantara del suelo.
Curiosamente la rueda de mi vida va girando y en cada giro aporta pequeños cambios, casi imperceptibles, pero siempre volviendo al mismo punto.
Quisiera dar un último giro. O, simplemente, borrar lo que ya no sirve.
Dicen que el pasado no vuelve. Cierto, pero te persigue. Como un mar bravío cuyas olas golpean, una y otra vez, las rocas, aún sabiendo que dejan su vida en ello...o como un mar en calma cuyas olas lamen la arena de la playa, golosas, para morir en el intento y, aún así, regresan...
Como la luna llena, que muestra su orgullo y poderío y que permite perder su fuerza mengüando, desapareciendo en la negrura de la noche, para en la siguiente fase comenzar a renacer de nuevo. Así siglo tras siglo...
Como las notas de una canción, como el color de un lienzo, como las piedras de un momumento...todo creado con paciencia y tesón. ¿ Quizás es lo que me falta?.
Hoy escribo para mí. ¿ Conseguiré encontrarme en este microrelato?. No lo sé. Pero, os aseguro que soy feliz.
Y, al final de todo, eso es lo único que importa, no?
