lunes, 30 de marzo de 2015

Los 4 acuerdos de la sabiduría Tolteca


Se Impecable con tus palabras:

El primer acuerdo es el más importante, también el más difícil de cumplir.
Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra ti mismo. Si te veo en la calle y te llamo estúpido, puede parecer que utilizo esa palabra contra ti pero en realidad la utilizo contra mí mismo, porque tú me odiarás por ello y tu odio no será bueno para mí. Por lo tanto, si me enfurezco y con mis palabras te envío todo mi veneno emocional, las estoy utilizando en mi contra.
Si me amo a mí mismo, expresaré ese amor en mis relaciones contigo y seré impecable con mis palabras, porque la acción provoca una reacción semejante. Si te amo, tú me amarás. Si te insulto, me insultarás. Si siento gratitud por ti, tú la sentirás por mí. Si soy egoísta contigo, tú lo serás conmigo. Si utilizó mis palabras para hechizarte, tú emplearás las tuyas para hechizarme a mí.
Ser impecable con tus palabras significa utilizar tu energía correctamente, en la dirección de la verdad y del amor por ti mismo. Si llegas a un acuerdo contigo para ser impecable con tus palabras, eso bastará para que la verdad se manifieste a través de ti y limpie todo el veneno emocional que hay en tu interior.

El Segundo Acuerdo consiste en no tomarte nada personalmente. Suceda lo que suceda a tu alrededor no te lo tomes personalmente. Utilizando un ejemplo anterior, si te encuentro en la calle y te digo: «¡Eh, eres un estúpido!», sin conocerte, no me refiero a ti, sino a mí. Si te lo tomas personalmente, tal vez te creas que eres un estúpido. Quizá te digas a ti mismo: «¿Cómo lo sabe? ¿Acaso es clarividente o es que todos pueden ver lo estúpido que soy?».

El tercer acuerdo consiste en no hacer suposiciones. Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan -nos lo tomamos personalmente – y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Este es el motivo por el cual siempre que hacemos suposiciones, nos buscamos problemas. Hacemos una suposición, comprendemos las cosas mal, nos lo tomamos personalmente y acabamos haciendo un gran drama de nada.

El Cuarto Acuerdo «Haz siempre lo máximo que puedas»
Sólo hay un acuerdo más, pero es el que permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados. El Cuarto Acuerdo se refiere a la realización de los tres primeros: Haz siempre lo máximo que puedas.

Bajo cualquier circunstancia, haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Pero piensa que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno. Cuando te despiertas renovado y lleno de vigor por la mañana, tu rendimiento es mejor que por la noche cuando estás agotado. Lo máximo que puedas hacer será distinto cuándo estés sano que cuando estés enfermo, o cuando estés sobrio que cuando hayas bebido. Tu rendimiento dependerá de que te sientas de maravilla y feliz o disgustado, enfadado o celoso.


viernes, 27 de marzo de 2015

Juzgar es fácil...

Vivimos en una sociedad que nos impone normas, conductas y hábitos. Creemos, erróneamente, que somos independientes, sin pararnos a pensar que estamos hechos de costumbres que otros nos han inculcado. Damos por buenas o por malas ciertas actitudes según aquello que nos han enseñado.
Un ejemplo claro es que un buen día decidimos hacer un viaje. Llegamos a una ciudad desconocida, en la que no conocemos a nadie ni sabemos sus historias personales ni siquiera su manera de vivir. Pero, inevitablemente, en algún momento del día haremos un comentario sobre alguien que pase por nuestro lado o coincida con nosotros en cualquier lugar. Juzgamos...
Juzgamos sin conocer,  juzgamos sin valorar, juzgamos simplemente por costumbre.
Si esto lo hacemos en un sitio que no conocemos, imaginaros lo que pasa en nuestro propio entorno. Ahí la cosa se complica y, si resulta que es un pueblo pequeño, esos juicios se multiplican. Porque sí, porque nos da la gana y porque nos consideramos  jueces y, la mayor parte de las veces, verdugos de las miserias o grandezas ajenas.
¿Pararnos a pensar el porqué de las situaciones? Para qué? Si resulta mucho más morboso e interesante el daño moral que se puede infringir a esa persona que estamos juzgando.
Tendemos a dar por sentado que, como vivimos en el mismo lugar, todos nos conocemos. Craso error!! Nos conocemos, sí, pero del colegio, del supermercado, de los jardines públicos o simplemente del paseo de la tarde. Cierto!! Nos saludamos educadamente, lo cual no implica que, en cuanto te des la vuelta...te juzgaré..
El simple hecho de que un día decidas cambiar de forma de vestir será resorte suficiente para ser el blanco de un juicio sumarísimo sobre tu persona. Y qué sabrán ellos del motivo que te ha llevado a dejar la falda larga y vestirte con una corta y provocativa minifalda? Pero sí saben el castigo que imponerte por tan tremendo delito...señalarte y conseguir que el mayor número de sus adeptos lo hagan también.
Si hablamos de temas más serios, aún puede ser peor. El caso es que, te pongas como te pongas y hagas lo que hagas, siempre habrá personas que se creen con derecho a juzgarte.
Me viene a la memoria el cuento del abuelo, el nieto y el burro. Lo conocéis? Resumiendo: El abuelo encima del burro...juzgado, el nieto encima del burro...juzgado, los dos encima del burro...juzgados y, por último, abuelo y nieto cargando al burro y siendo dianas de chanzas y burlas...juzgados.
Todos pecamos de alguna manera, pero no todos de la misma forma. Cada uno de nosotros tenemos nuestra historia y nuestra vida. La que nos gusta vivir o la que nos podemos permitir. Alrededor de ella hay circunstancias. Precisamente esto es de lo que nos olvidamos cuando juzgamos. 
¿Qué sabemos de lo que pasa cada día en el entorno familiar de esa persona? Claro, es más fácil inventar que averiguar; básicamente, porque si preguntamos a lo mejor recibimos la respuesta correcta: "No es asunto tuyo". O simplemente, nos dejamos convencer por aquello que queremos oír. Lo peor del caso es que el inductor de ese juicio expande su criterio a quien tiene a bien escucharle. Por lo general a sus círculos cercanos y, por supuesto, a su manera.
Lo correcto sería no hacerlo. 
El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra...


jueves, 26 de marzo de 2015

Un antes y un después

La vida debería ser un todo homogéneo, un bloque compacto donde cada pieza estuviese colocada siempre en su lugar, sin dejar alternativas y con un camino marcado desde el momento en el que decidimos aparecer en este mundo. Pero qué aburrimiento, no?
El hecho sólo de pensar que tenemos un destino da miedo. Que todo está escrito y sin posibilidad de cambiarlo produce una sensación de abandono tan grande y tan inmensa que no deja lugar a crecer.
Y es que crecer es precisamente aprender a cambiar ese destino.
No se hace de un día para otro. Hay etapas de ese aprendizaje que llevan incluso años. La clave está en cerrar cada una de ellas.
No podrás hacer un nuevo capítulo sin cerrar el anterior. ¿Cuántas veces hemos oído esto? No es nada nuevo. Lo complicado es conseguirlo. Lo absurdo sería no hacerlo.
Pero la mente tiene un resorte que automáticamente salta cuando le apetece. No hay un método para controlarla de tal manera que haga lo que tú quieres. Así puede suceder que tu cuerpo quiere estar bien, pero un recuerdo hace que todo esté mal de nuevo. Un pequeño momento de lucidez te da la opción de moverte y salir de esa situación. Eso es la fuerza que, acumulada y aprendida, pugna por ayudarte a levantarte una vez que ya has pisado el duro suelo. Te ofrece un cojín confortable donde tus lágrimas no se noten y donde puedas pensar con claridad.
Esa pequeña ranura de esperanza debe ser capaz de darnos la serenidad necesaria para continuar. Ese recuerdo negativo que ha conseguido entrar en tu mente debe volver a esa parte donde habita el pasado. Tengamos en cuenta que no todo es malo. Seleccionemos lo positivo que nos ha aportado y guardemos bajo llave aquello que nos ha hecho daño. Ese es justo el instante en que te levantas de nuevo. Esto es "el antes y el después".
Y a partir de aquí debes seguir aprendiendo. No debes bajar la guardia. Vuelvo a insistir en que la fuerza de tu mente negativa siempre va a querer prevalecer sobre la positiva.
Porque en eso consiste realmente la vida. En una lucha interna entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, en definitiva...en un puzzle que tu debes construir pieza a pieza. Y no son pocas piezas...
Presente, pasado y futuro van unidos. Pero delimitados. Un cordón hecho de acontecimientos, un fino hilo que debes saber tejer para poder ser feliz. Para poder, en definitiva, vivir...

lunes, 23 de marzo de 2015

"YA NO TENGO PACIENCIA" por Meryl Streep



Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porqué llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere.
No tengo paciencia para el cinismo, envidias, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza. 
Perdí la voluntad de agradar a quién no agrado, de amar a quién no me ama y de sonreír para quién no quiere sonreírme. 

Ya no dedico un minuto de mi tiempo a quién miente o quiere manipular a mí misma u a otras personas.
Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, lo superficial, la deshonestidad y elogios baratos.
No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No me ajusto más con la barriada o el chusmerío.
No soporto conflictos y comparaciones. 


Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible.
En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. 
No me llevo nada bien con quién no sabe elogiar o incentivar a las personas.
Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales.

Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quién no merece mi paciencia.

Marzo, mes de la mujer

Y vamos a contar mentiras...sí, mentiras que a veces parecen verdades porque vienen envueltas en caricias, regalos y detalles que te hacen sentir única. Despierta!!, despierta y mira a tu alrededor. Fija tu mirada en los ojos de la gente y escucha su mente y sus pensamientos...algunos no serán reales, pero los más serán sinceros. ¿No lo notas? ¿No notas la soledad que te rodea?...Claro, es difícil entender cuando nunca se ha tenido nada, cuando te ofrecen agarrarte a un clavo, aunque sea ardiendo, y ves la posibilidad de salir de un lugar en el que ya no te quedaba nada. ¿Y ahora? ¿Qué tienes ahora? Ah...sí...una casa que no es tuya llena de cosas que no son tuyas, pero que están a tu lado. Felicidad completa!! Felicidad llena de engaños, de mentiras ocultas y construida por y para la venganza ajena. Pobre niña escritora de poemas y con la mirada perdida...Pobre niña engañada por el odio y la necesidad afectiva...Y seguiremos contando mentiras...envueltas en el papel de verdades. Así hasta que la realidad te golpee y entonces...ya será tarde!!!




El mes de Marzo es el mes de la mujer. Estas palabras están dedicadas a todas aquellas que son engañadas por personajes sin escrúpulos que las utilizan para su propio crecimiento personal. Con baja autoestima y manipuladores afectivos que dejarán ver su verdadera piel de lobo en el momento en que estas mujeres (presas fáciles por haber carecido de cariño) saquen los pies minimamente del tiesto y dejen de ser la flor que ellos mismos han creado...

Reflexión



¿Qué es lo que nos cambia o lo que nos empuja a ser tan diferentes en una red social?. De los desamores nacen poetas? Es tan fuerte el odio que nos hace convertirnos, de la noche a la mañana, en otras personas? O simplemente será que, llegado al punto máximo de decepción, decidimos plasmar con un teclado lo que no nos atrevimos a decir con nuestra boca anteriormente? Quizás hubiera sido mejor mostrar esos sentimientos cuando se estaba a punto de perderlo todo y no esperar al punto y final de una relación.



..emoticona heart

Estado civil? A quién le importa???....

Tendemos a publicar nuestra situación de pareja. No tengo nada en contra, cada uno es libre de poner la información que le apetezca. Yo misma lo hice en mi muro personal, hasta que comprobé que con ello atraía demasiados clones a mi vida. ¿Qué es un clon en una red social? Para mí, son todos aquellos que, en cuanto ven la palabra "divorciada" en un perfil, van en su busca desesperadamente, supongo que con la intención de "pillar cacho" vulgarmente hablando. Así que ya no pongo nada. Sí he comprobado que cuando una pareja se separa se tiende a poner el nombre de la persona con la que se comienza una nueva relación. Eso sigo sin entenderlo, sobre todo si antes no ponía "casado con...". Llegamos a tal punto de tontería que usamos nuestros perfiles para hacerle ver a la persona con la que hemos pasado un largo tiempo de nuestra vida, que ahora somos más felices que con ella y lo hacemos de una manera pueril y estúpida. Casados, solteros, divorciados, viudos o huérfanos eso no nos va a hacer mejores o peores personas...con estas cualidades se nace, no se hace ni se consigue por publicarlo en ninguna red social...emoticona heart

Empezando a vivir


Y llegando a este punto de mi vida, la pregunta que martillea sin cesar mi cabeza es ¿No crees que ha llegado el momento de empezar a vivir?. Sin embargo, no es cierto que yo no viva; no es cierto que no sea feliz; tampoco es cierto que me sienta frustrada o defraudada por esta etapa tan distinta a la que estaba acostumbrada. Cuando decidí cerrar la puerta y con este gesto cambiar toda mi vida, supe que el camino que había elegido no sería fácil. Incontables los obstáculos que me he encontrado y que aún se empeñan en seguir apareciendo para poner trabas a lo que voy logrando. ¿Empezar a vivir? Empecé en ese mismo instante, sabiendo que paso a paso volvería a ser yo.
Cuesta adaptarse a la soledad, pero se aprende tanto!!!. He pasado de depender de alguien para todo a hacerlo sólo de mí misma. He aprendido a quererme, a valorarme, también a equivocarme y a aceptar mis errores, a no sentirme culpable y a asumir que, nadie es perfecto.
Y esta soledad me ha dado tanto que no puedo menos que agradecer, no sé si a mi destino o a algún duende escondido en mi alma, que me mostrase el camino hacia mi libertad.
Hoy puedo, hoy decido, hoy vivo sabiendo la verdad y la mentira, conociendo las falsas palabras y las miradas traidoras. Hoy puedo confiar en mi y hasta en algunas personas...las menos todavía. Porque eso es lo que me ha quedado...desconfianza y muros cerrados a cualquier tipo de relación que intente atarme. Miedos que todavía cruzan mi mente con sombras que alargándose me llevan al pasado, y yo no quiero volver...
Creo que para mí ya hace tiempo que ha llegado el momento de empezar a vivir. Lo hago cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, porque así lo he elegido y porque así soy feliz...emoticona heart

14-11-2014

Las redes sociales

Las redes sociales...Algo que merece un punto y aparte, algo que se ha convertido para much@s de nosotr@s en un lugar donde mostrar acontecimientos, sentimientos y nuestra vida públicamente, de una manera casi impúdica, sin vergüenza. Una simple pantalla de ordenador es capaz de convertir al ser humano más miserable en el espécimen más encantador, al más tímido en el más sociable, al más cobarde en el más valiente...las palabras salen con mucha facilidad y están envueltas de un halo de misterio y de encanto...De nosotr@s y de nuestra madurez depende saber discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad, entre lo grotesco y lo humilde...

Esta también soy yo...